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Angélica Rochón |
Biografía |
Su familia vino de Italia y se radicó en Venado Tuerto a principios de siglo. Ella nació un 6 de agosto de 1951, en uno de los frecuentes viajes que sus padres hacían a Buenos Aires, pero la historia y su vida la proclaman venadense. La vieja casa que alberga a su familia y sus pinturas es la misma que habitaron sus bisabuelos, en el populoso barrio del Nuevo Venado, de origen ferroviario. Hoy es una de las artistas locales más destacadas, con una gran inserción nacional e internacional. Realiza Muestras y Salones fomentando los nuevos valores en la Plástica local y nacional.
Su padre fue uno de aquellos del poderoso gremio del Riel, que ejercían la lectura, el socialismo, el teatro independiente, la biblioteca Ameghino, la solidaridad. También recuerda como una aparición a un tío abuelo que en 1911 se fue a dar la vuelta al mundo, como en las novelas de Verne, con fecha de partida y de llegada. Su última carta provino de un barco y en alguna parte se esfumó.
De niña estudió con Goritzia Raies y en el Club de Niños Pintores de la Escuela 496. En el Secundario, su vocación por el dibujo y la pintura sobrevivió bajo maneras subterráneas. En el 70 se fue a estudiar Bellas Artes a la Universidad Nacional de La Plata, donde egresó como Licenciada en Pintura. Desde 1973 participó en Salones y Muestras Colectivas e individuales. En 1975, durante su primera muestra individual -lleva 15- en Krass Artes Plásticas de Rosario, vendió su primer cuadro. Hoy dirige su propio taller y galería de arte AR, abriendo nuevos caminos para la cultura artística.
Otra pasión, la docencia, le hizo dar clases en el Profesorado N°7 durante 20 años. Dirigió la Escuela de Bellas Artes venadense «Quinquela Martín» y fue miembro de la Sociedad Argentina de Artistas Plásticos de Venado Tuerto. En Julio de 1996 expuso en Guayaquil (Ecuador) con el auspicio del Consulado Argentino de esa ciudad. En el transcurso del mismo año decidió dejar todo y dedicarse a pintar. En el ´97 integró la Muestra Itinerante «Hermanando Pueblos» que abarcó Galerías de ciudades de Ecuador y Colombia. Cuenta con el auspicio de la Embajada Argentina para exponer en Bogotá, Colombia, el próximo año.
Trabaja con acrílico y también técnicas mixtas, collage, combinación de materiales, óleo, dibujo. Entre sus últimas series se destacan la de Juegos de Hilos y Formas. «Creo que para pintar es indispensable saber dibujar. Eso le da la fuerza, el contenido a la pintura. Sin dibujo, la pintura es como un vestido, un ornamento sobre nada, algo superficial». ¿Hay una meta, un punto de arribo donde puede considerarse satisfecha? «La búsqueda de la pintura es eterna. Terminás un cuadro y estás en cero. Tenés que comenzar de nuevo, poner otra vez todo tu intelecto, tu creatividad. A veces las búsquedas son tortuosas, no sale como uno quiere. Una mezcla de felicidad y angustia. Una inquietud constante».
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